Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. — Deuteronomio 6:5

Haga clic aquí para leer la lectura bíblica de esta semana: Deuteronomio 6:1-9

Yo solía pensar que estaba haciendo las cosas bien. Me despertaba temprano, leía mi Biblia, completaba un devocional, y decía una oración. Marcaba todas las casillas espirituales y seguía con mi día.

Con el tiempo, me di cuenta que Dios no me estaba pidiendo un ritual matutino. Me estaba llamando a una relación. A una devoción de todo corazón,  profunda y con todas mis fuerzas. Él no quiere fragmentos de mí colocados en un espacio del día. Él quiere todo mi corazón, toda mi alma; cada gramo de mi fuerza. Eso no es una lista de verificación de lo que complete en mi tiempo íntimo con Dios. Es un estilo de vida. Un estilo de vida que se cultiva con tiempo, atención e intención.

Deuteronomio 6:5 dice: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas”. Al reflexionar en esta escritura, me vi obligada a examinar cuánto de le estaba dando a Dios en esos momentos dedicados en el día. Reconocí la diferencia entre un hábito y una actitud del corazón. Uno llena tu agenda; el otro llena tu alma.

Dios quiere todo de nosotros. Darle todo es estar en su presencia. He sentido la diferencia cuando me siento con Él sin prisa, sin guión, solo con amor. He descubierto que cuando me entrego con todo lo que soy, corazón, alma y fuerza algo cambia. Ya no solo hago devocionales. Me estoy dedicando.

Es fácil confundir la rutina con la relación, pero Dios desea más que un momento. Él quiere una mentalidad attenta. No le demos pedazos. Démosle todo a Él.

Reflexione: ¿Tu tiempo de devoción es solo una rutina? ¿O estás amando a Dios, durante todo el día, con todo tu corazón, alma y fuerzas?

Iniciador de Oración: 

Señor, que mi caminar diario contigo no solo refleje disciplina, sino devoción profunda. Ayúdame a amarte con todo lo que soy.

Comparte esto con un amigo