Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros–Efesios 3:20

En los almacenes de madera, la madera se vende según su grado. Esta se determina por su utilidad y calidad para diferentes necesidades. Por ejemplo, una tabla 2x4 que se ocultará dentro de una pared es de grado para construcción, pero hay otros grados para la fabricación de muebles. La madera de grado A se usa para trabajos finos como gabinetes o mesas. Estas son tablas rectas, sin defectos visibles en la veta y lisas.

Una vez quise construir una mesa, pero no tenía madera de grado A ni dinero para comprarla. Debo admitir que me quejé a Dios por no tener lo que necesitaba para mi proyecto. Entonces escuché a Dios hablarme, no audiblemente, pero tan real como si fuera una voz desde el cielo: “Usa lo que tienes, y entonces te daré más.”

Fui a mi pila de maderas retazos sobrantes de otros proyectos de construcción. Encontré algunas piezas del largo que necesitaba, del grosor correcto e incluso del mismo tipo de madera. Pero eran piezas de segunda, vendidas más baratas por tener defectos. Incluso tenían escrito “#2” sobre ellas. Tomé esas piezas #2 y las convertí en una mesa. No fue fácil. Me tomó tiempo cortar la madera con cuidado y mucho lijado. Y finalmente, después de preparar bien la madera, ya no era de segunda, sino una pieza fina, apta para la mesa que deseaba. Hasta hoy, cumple su propósito. Ya no es una madera ignorada en una pila de retazos sobrantes #2, sino un mueble útil.

A veces nos sentimos como ese pedazo de madera #2 dejado en la pila: ignorados, abandonados, olvidados, incluso rechazados por alguien que también lleva una etiqueta de “segunda”. Pero Dios puede tomarnos y transformarnos en alguien valioso, útil, apreciado y admirado. Como nos recuerda Romanos 8:28, Dios está obrando todas las cosas para nuestro bien. La diferencia está en la mano de Dios, que nos toma donde estamos y tiene una visión de lo que podemos llegar a ser, mientras Él se toma su tiempo para formarnos y moldearnos según Su propósito.

No se trata de la madera ni de lo que fue, o de cómo se la percibía, creía o descartaba. Todo tiene que ver con Aquel que puede hacer mucho más abundantemente en ti y por medio de ti, de lo que jamás podrías imaginar"(Efesios 3:20-21), formándonos y dándonos un valor y una utilidad extraordinarios para Él.

Si sientes que te han dejado en la pila de madera, no te quedes allí. Entrégate al trabajo que Dios quiere hacer en tu vida para convertirte en alguien que le sea útil. A veces requerirá algunos cortes, y habrá fricción mientras las superficies ásperas se alisan, pero el resultado final valdrá más que todo lo que este mundo pueda ofrecer.

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